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Juventudes Socialistas de Daimiel

Menos poder para los partidos y más para los ciudadanos

Menos poder para los partidos y más para los ciudadanos

El actual régimen electoral español se basa en el sistema de listas cerradas; esto significa que cuándo un partido se presenta a las elecciones confecciona una lista con los candidatos para ocupar los escaños y los ordena. Cuándo llega el momento del recuento de votos (votos que se emiten a partidos y no a personas) se obtiene el número de escaños de cada partido y los X escaños obtenidos se reparten entre los X primeros miembros de la lista.

 

Ante el enorme poder que este sistema traslada a los partidos y resta a los ciudadanos surgen movimientos, pensamientos… que abogan por un sistema de listas abiertas; de esta forma el electorado no votaría por un partido en sí, sino por candidatos individuales.  

 

Listas cerradas Vs. Listas abiertas:

 

-              la principal desventaja de las listas cerradas radica en el enorme poder que se le atribuye a los partidos, especialmente a la cúpula de éstos.

-              con el sistema electoral de listas cerradas, puede haber políticos que se vean favorecidos por relaciones internas, ocupando ciertos cargos por este motivo y no porque realmente los ciudadanos quieran ser representados por ellos.

-              en muchas ocasiones la elaboración de una lista es labor de una única persona (candidato, presidente de partido…) por lo que el poder de decisión del pueblo queda supeditado la toma de decisión de esta persona.

-              la principal desventaja de las listas abiertas es la dificultad por parte del electorado de conocer a los miembros de las listas.

-              también se considera este sistema “problemático” a la hora de intentar asegurar la representación de un determinado colectivo (por ejemplo mujeres, minorías étnicas…).

-              se expone la situación de que en el caso de que se reformase el régimen electoral y tuviésemos un sistema de listas abiertas se perdería la unidad entre los candidatos de un partido. Es fácil rebatir esta posible desventaja, ya que hay que entender los partidos políticos como una herramienta al servicio de la democracia y no un mecanismo para tener acceso a cargos públicos.

 

Mi opinión particular es que debemos avanzar hacia el sistema de listas abiertas y un primer paso que ser podría dar es reformar el régimen electoral para las elecciones municipales; en estas elecciones los votantes tienen un mayor conocimiento de quiénes son los miembros de la lista y por proximidad pueden decidir abiertamente con criterio quiénes serán sus representantes, al margen de la candidatura a la que pertenezcan.

 

Puede ser que de esta forma, se corra el riesgo de que el equipo de gobierno finalmente elegido resulte poco funcional, en un conjunto difícil de articular para llevar a cabo con eficacia y brillantez tareas institucionales, pero… ¿no es preferible correr este riesgo?

  

  

por “…si Ud. es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es lo importante”

2 comentarios

Ramón -

Se me olvidaba: ¡Pobre Gallardón!, si hubiera listas abiertas seguro que llegaría al congreso. En cambio, tiparracos como Zaplana o Acebes, ya tienen el billete directo.

Ramón -

El primer paso es generar el debate, cosa aparentemente sencilla, pero que muchas veces no se hace por miedo a que del debate se pase a la práctica. Es decir, como bien dices, primero hay que analizar los pros y los contras, ver cual podría ser el grado de aplicación... Es algo que siempre debe realizarse. ¡Fuera los tabús!

Después cada uno tendrá su visión del asunto. Mi opinión es que las listas cerradas, desde un punto de vista teórico puro, no son malas; es decir, pensadas como unas listas elegidas por un partido con funcionamiento democrático (lo dice la constitución), formado a su vez por ciudadanos que de manera democrática eligen a sus representantes... pero esto no pasa, al final se imponen los intereses y las decisiones de unos pocos. Por lo tanto hay dos opciones:
1. Reconsiderar la postura de los partidos. Cosa difícil ya que se han acostumbrado al poder.
2. Resolver el problema desde fuera, es decir, con listas abiertas o semi-abiertas que hagan que en el interior del partido se genere el debate.

Esto es el problema visto desde el punto de vista de los partidos. Si lo miramos desde la óptica de los ciudadanos, sería mucho más democrático elegir personas e ideologías. Está claro que sería difícil conocer a todos los candidatos, pero volvemos a lo mismo: las listas abiertas son un sistema para democracias participativas y la nuestra es representativa. Es decir, primero hay que conseguir que en vez de conocer a Belén Esteban, a Dinio, o al Conde Lequio, se conozca a los políticos de bien que quieren representarnos. Pero esto tampoco es así; y aquí enlazaría con otros temas como la educación, los medios de comunicación... Pero no pretendo extenderme mucho.