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Carta utópica a los Reyes Magos

Carta utópica a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos, no se si hemos sido buenos, no creo que eso influya, no creo que por poder divino consigáis cumplir mis deseos, aunque, según veo el mundo, sólo “un dios” podría solucionarlo.

 

En primer lugar y creo que una de las cosas más difíciles de conseguir es LA PAZ EN EL MUNDO, que no existan las guerras de invasión, que no existan las guerras por intereses políticos, que no existan las guerras por motivos religiosos… Es anecdótico pedir a una figura religiosa algo que en muchas ocasiones ocurre por culpa del fanatismo religioso.

 

En segundo lugar UN MUNDO SIN FRONTERAS, realmente utópico. Un problema denominado inmigración, aunque en realidad producido un problema mucho más grave: La pobreza. Un primer mundo que no tiene problemas en gastarse miles de euros para celebrar la festividad de los reyes magos y millones de personas muriendo de hambre. Nuevamente suena paradójico pedir a los reyes magos algo que en parte también es culpa suya, del consumismo sin control que hace mayor la diferencia entre el primer y el tercer mundo. Millones de euros gastados en decorar ciudades en vez de salvar vidas. ¡¡¡Qué egoístas somos!!!

 

Si entre todos consiguiéramos erradicar la pobreza… qué bonito sería un mundo sin fronteras (realmente utópico).

 

Mi tercer regalo, aunque tampoco me gusta abusar ya que tenéis muchas cartas que atender. Yo creo que es la más difícil de conseguir, porque no es algo que pueda conseguir un conjunto de naciones o el dinero, es algo que va mucho más dentro de cada uno… Me gustaría UN MUNDO SIN DISCRIMINACIÓN. Que todos vivamos en comunidad sin que nos importe que alguien sea de otra raza o de otra cultura, que no nos importe con quien se acueste la gente (hombres, mujeres o todo a la vez), que en vez de discriminar aprendamos de cada uno, cada persona es un libro del que aprender. Una vez más (y ya van 3) muchas veces la religión es la primera que discrimina a los homosexuales, incluso se manifiesta públicamente reconociéndolo.

 

Que fácil suena todo y que difícil de realizar.

 

Bueno, aquí concluyo mi carta con pocas esperanzas, la verdad, no creo que los verdaderos problemas se solución de manera divina, tal vez sí de manera política, aunque realmente no creo que lo consiga verlo. Mientras tanto haré lo que está en mi mano: No realizar un consumismo sin control, intentar se coherente con lo que gastamos y también intentaré aprender de cada persona que conozca independientemente de su raza, cultura o inclinación sexual.

            

por “Otro mundo es posible”

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